de María Pérez

Caderas anchas, piernas firmes, pies que saben donde pisar. Pelo, hoy rizo, encrespado, en el pasado liso, fino, débil, me gustaría haber heredado el de mi madre, fuerte, abundante. Ojos castaños, almendrados. Amo tu mirada limpia, amable con lo que te rodea, transparente, de asombro. Ecos, recuerdos: “Qué tierna tu mirada”. Nariz, ¡bah!, ni fu, ni fa. Boca, ¡oh, tu boca sí me gusta! Labios perfilados, cálidos, besan con avidez los labios amados, ternura, calor, puerta del amor. Lengua, sabor, gusto. Manos, identidad, orgullo. Qué regalo, madre, tener tus manos en mi cuerpo. Tocan, acarician, buscan calor, trabajan, escriben, dibujan, cosen, pasan páginas, escarban en la arena.

Corazón, motor, sangre, alimento. Venas, arterias, puentes, ríos, afluentes, cascadas. Pulmones, selva amazónica, tierra, árboles, itahubas, caricari, almandrillos, lilaceas, oxígeno, inspiración, exhalación. Vida.

Vientre, sabana, acacias de copa plana, baobabs, gramíneas, guepardos, ñues de cola blanca y azul, gacelas, impalas, cebras, búfalos, barritar de elefantes, rinocerontes, reir de hienas, rugir de leones, pisadas, crujidos. Pechos redondos, hermosos, montañas, volcanes. Ecos, recuerdos: “Tus pechos son turgentes”.

Glúteos, desfiladero, caverna. Ecos, recuerdos: “Me gusta acariciar tu culo, es suave”.

Vulva, espesura, selva, lianas, orquídeas de vainilla, epífitas, bromelias, buganvillas, pumas, tigres, humedad, olor, calor, placer, flujo, blanco, transparente, iguanas, menstruación, dolor, desánimo, llanto, enfado, asco de compresas cargadas de químicos. Ecos, recuerdos: “¿Y si me compro una copa menstrual? ¡Fuera químicos de mi coño!”.

No puedo pensarme sin ti, querido cuerpo, vas a estar conmigo toda la vida, cuando mueras, moriré contigo. Eres mi piel, envoltorio de células, cicatrices de quemaduras y heridas. Mi mente forma parte de ti, lo que te afecta, afecta a mi mente y a la inversa. Hoy siento que envejeces, deseo bajar saltando las escaleras, tu espalda me duele, a veces me siento prisionera dentro de ti, deseo danzar, moverte desde la coronilla hasta la punta de los pies. Te amo, querido cuerpo. Eres hermoso, estás vivo, lo has estado siempre, incluso en los momentos de desánimo. La oscuridad abrió la puerta de un camino cargado de incógnitas, esperanza, luz y descubrimientos. Te escucho, te tengo en cuenta, te cuido. Si tú estás bien, yo estoy bien. Tú y yo, querido cuerpo, somos María.

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María PérezNací en A Coruña el 3 de diciembre de 1976. Amo el mundo en el que vivo. Las ballenas. Los árboles. Las flores de los tilos y los cerezos silvestres. Observo lo que me rodea con curiosidad de niña y mirada adulta. Tengo cuadernos escritos por toda la casa. Amo la vida lenta, el silencio, la música que me transporta a otros lugares. Me interesan los seres humanos, sus maneras de comportarse, de sentir, sus usos y costumbres, sus conflictos internos. Los libros son fieles compañeros desde que aprendí a leer. Soy mujer, orgullosa de serlo. Soy feminista.

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