de Beatriz C. Bejarano

Imagen de Ángela Burón

Ahora desaprendes la trampa

del lenguaje.

Lo que dice

tu cuerpo no tiene

boca.

Chanson du désir II, Ada Salas.

Hay un cuerpo que habla un lenguaje sin semántica para el ego. 

El cuerpo que baila deviene monstruo para las identidades fuertes, verdes, tóxicas, paralíticas. 

El cuerpo que se hace fluido para otro cuerpo, el cuerpo rebosante, estriado, el cuerpo que escupe saliva y sudor, flujo a borbotones, porque su idioma es el espacio hueco en esa gramática de ceros y unos. Esa que diagnostica y prescribe toda una historia antes de nacer. Que intenta fragmentar la carne alejándola del todo porque solo es capaz de codificarla escrutando entrepiernas. 

Pero —el— cuerpo resiste incansable a su agotamiento. Discurre en un rizoma expansivo, enredadera; serpientes entrelazadas con sus múltiples sexos a otras, en una diáspora de continuidad. 

El cuerpo dice ríos de verdad aunque no tenga boca; me grita que lo habite.

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Beatriz C. Bejarano.

Leo sobre filosofía y feminismos y a veces me dejo escribir.

Me interesan los estudios culturales, los saberes corporales y queer e investigar sobre la espiritualidad y lo invisible. También me gusta mucho la palabra devaneo.

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